LINCHAMIENTOS Y HARTAZGO!!!

Los recientes intentos de linchamiento son una muestra clara de que la población está harta de la inseguridad, pero también de la ineficacia de las autoridades para cumplir con su tarea de prevenir delitos, y de paso, denotan desconfianza hacia las autoridades, pues para mucha gente no basta con que la policía detenga a los delincuentes, piensan que no pasará nada y buscan hacer justicia por su propia mano.

Tres últimos intentos de linchamiento en menos de una semana en el estado de México: uno el viernes en Tlachaloya, Toluca; otro el sábado en la zona de la Marquesa en Ocoyoacac y apenas el lunes en Amecameca representan focos rojos para la entidad mexiquense.

Hace unos días, en una comunidad de Puebla dos jóvenes dedicados a levantar encuestas fueron linchados, acusados de secuestradores. La gente los golpeó y les prendió fuego; después se supo que eran inocentes.

Ese es otro riesgo: que la gente harta, en actos de desesperación y en medio del enojo colectivo detengan y hasta asesinen gente, convirtiéndose a su vez, en homicidas.

La preocupación no es menor: de acuerdo con la Universidad Autónoma Metropolitana, en los últimos cuatro años ha habido 160 intentos de linchamiento en diferentes regiones del país, y de esos, 58 se registraron en el estado de México.

Ha habido avisos que las autoridades minimizaron: desde hace unos años creció el número de colonias, pueblos y municipios donde aparecían mantas en las que los vecinos advertían que estaban organizados y no permitirían más delitos. A la gente le duele la inseguridad: los robos, secuestros, violaciones y no ve respuestas claras de sus gobiernos.

Mientras las autoridades no garanticen la seguridad de la población, y no pongan un alto a la impunidad es posible que sigan estos brotes, peligrosos e ilegales, pero muestra evidente de una sociedad harta y desesperada que no ha encontrado respuesta en sus gobiernos, y con el riesgo latente, de que, como ocurrió en Puebla, se cometan injusticias y paguen justos por pecadores.

Hay que exigir que los gobiernos cumplan con su obligación de ofrecer seguridad porque para eso les pagamos los ciudadanos, y por cierto, bastante bien.